Tomas Wilches
Alejandra Rivera
Paula Peralta
Emily Yañez
Andrea Horn
Sara Cabrales
Profesores:
Giancarlo Mazzanti
Carlos Medellin
Daniel Nadal
Espacios para la resolución de conflictos en ambientes educativos
re-definiendo limites
Este proyecto nace del análisis de los conflictos encontrados en el Colegio Antonio Baraya y su vecino el parque Olaya Herrera, conflictos que influyen en la convivencia y el bienestar de los estudiantes del colegio y los residentes del sector.
Siendo así, se encontró que el limite o los muros potencializan los conflictos y desencadenan la segmetación de los agentes, en un barrio donde la diversidad y el talento futbolista son protagonistas. Así, nuestra propuesta re define los limites, convirtiéndolos en espacios habitables y flexibles que permitan la integración y la diversificación de los agentes y de las actividades en el barrio- el parque- y el colegio.
esta propuesta se compone de dos artefactos claves, los nodos ( espacios destinados a actividades para la resolución de conflictos, encuentros e integración) y los tubos ( conectores entre nodos flexibles con espacialidades múltiples que responden a las necesidades del los nodos y de los espacios resultantes en la disposición de los mismos).
Resolución de conflictos en ambientes educativos: Agentes
Se pueden definir como agentes en la resolución de conflictos en ambientes educativos a aquellos actores que intervienen en el desarrollo y aprendizaje de los niños en los colegios. Siendo así, se puede entender la intervención de estos agentes en el desarrollo y aprendizaje de los niños como agentes “humanos y no humanos”. Podemos definir como agentes no humanos factores que intervienen en la cualidad de los espacios de aprendizaje, que son determinados por elementos como el aire, la luz, el agua, las áreas y otros factores físicos y naturales. Por otra parte, se pueden definir los agentes humanos como aquellas personas que están involucradas en el desarrollo y aprendizaje de los niños.
Siendo así, los actores “humanos” dentro de un ambiente educativo los podemos poner en tres categorías, los niños, agentes indirectos y agentes directos. Los niños, quienes son los actores más importantes dentro de los ambientes educativos, son el punto central de las dinámicas y relaciones generadas, puesto que estas afectan directamente su desarrollo y aprendizaje. Los agentes indirectos son todos los actores que dan vida a un contexto social y económico en un colegio, como lo son comerciantes, transeúntes, habitantes del sector y usuarios del espacio público, y, por último, los agentes directos son todos aquellos que se ven contempladas dentro de la institución educativa y su organización, como los son, rector, administrativos, docentes, personal auxiliar, entidades distritales, familiares y egresados.
Pero, según lo establecido por la Constitución Política de Colombia, estos actores directos se establecen como la familia el estado y la sociedad, siendo los pilares fundamentales del sistema educativo, puesto que estos defienden y ejercen los derechos y deberes de los niños y niñas.
Teniendo lo anterior en cuenta, se escoge un colegio a intervenir, con el propósito de generar una anomalía, entre agentes, esta será una anomalía en las dinámicas entre actores. Siendo así, el Colegio Antonio Baraya se escoge, ya que refleja la presencia de todos los actores anteriormente descritos, adicionándole un factor local, que aumenta el potencial de generar nuevas dinámicas entre agentes. Esto se da gracias a la estrecha cercanía entre el colegio y el parque Olaya Herrera, el cual trae a escena nuevos actores, como lo son las escuelas deportivas, los barristas, jugadores de futbol, y comunidad en general que se congrega en torno a la tradición futbolera del barrio.
Sin embargo, la precaria interacción entre el colegio y el parque, y la radicalidad del límite entre estos dos ha quebrado toda posible generación de comunidad, por lo que ha resultado en un creciente distanciamiento entre los niños, los agentes directos y los agentes indirectos. Estos distanciamientos promueven el surgimiento de nuevos conflictos, conflictos que se ven reflejados tanto dentro como fuera del colegio, por lo cual las problemáticas sociales, económicas, culturales, y académicas se potencializan por el aislamiento y la falta de integración de la comunidad.
Por lo tanto, nuestra estrategia, se basa en permitir a estos actores que aparentemente no tiene relación con el colegio y que están alejados de su programa a involucrarse e integrarse, permitiendo encontrar espacios de encuentro sean educativos u otros. De esta manera se pretende que las relaciones entre actores pasen de una dinámica centrifuga a una dinámica horizontal en la cual la justicia restaurativa marca una dinámica de cómo evolucionan estas relaciones, así lo explica Llewellyn “La justicia restaurativa está preocupada fundamentalmente por restaurar relaciones sociales, con establecer o restablecer la igualdad social en las relaciones (…)en que los derechos de una persona a la dignidad y el respeto en condiciones iguales sean satisfechos” (Llewellyn & Howse 1999) ; es decir, que la Justicia restaurativa es una herramienta clave para la reparación de la victimas en su dignidad personal por lo que genera un individuo sano y con ello una población sana porque reconoce a los actores de un conflicto tanto victima como victimario, a este segundo sujeto sancionándolo por el daño causado y reparando para sanar las heridas causadas a la víctima.
Como suceden estas relaciones responden a una estrategia de anillos radiales en torno al OASIS, ubicado en el centro del colegio, este es un espacio dedicado a la justicia restaurativa, lugar de dialogo y conciliación, es el corazón del proyecto. Cada anillo de esta triple circunferencia se orienta a un objetivo restaurador y así mismo a determinado grupo de agentes. Como lo es el primer anillo que responde a un espacio de introspección, orientado a la responsabilidad, en el cual los partícipes de este espacio son los actores directos y los niños del colegio Antonio Baraya; el segundo anillo, responde a un espacio de dialogo, orientado a la restauración, donde los agentes directos e indirectos, junto con los niños del colegio, crean interacción, reconciliación y reflexión; por último, el tercer anillo responde a un espacio de reunión, orientado a la reintegración, donde los agentes indirectos encuentran un espacio para compartir, donde las diferencias y las problemáticas presentadas en el parque y el colegio se ven reprimidas, gracias a la generación de un programa incluyente y flexible.
En conclusión, nuestra propuesta busca la integración de los niños con los agentes directos e indirectos, en pro de solventar las distancias en las dinámicas sociales, y convertir un límite en un conector y generador de comunidad, que da paso a la participación de todos los agentes de manera horizontal, distorsionando las categorías y clasificaciones, dando la oportunidad de construir justicia restaurativa en colectividad.
